martes, 19 de enero de 2010

La brutalidad tocó fondo

Nelson López*

Es que la brutalidad comienza cuando no creyeron que había gente cansada de tanto abusivo.

Ninguno de estos brutos se podía imaginar que podría haber guerrilla ¡nooo, que va! ¡De  aquí en dos patadas los sacaríamos! Y los muy brutos no alcanzaban a creer que la pobre gente ya no quería seguir como esclavos en extrema explotación, tampoco querían seguir de más brutos que los propios brutos que no alcanzaban a aceptar que ya todos estaban dispuestos a todo, ¡hasta morir! Pero los muy brutos con su enorme prepotencia solo querían creer que sus esclavos jamás podrían sublevarse ¡nooo, si este país es tan chiquito que aquí no cabe la guerrilla! ¡Aquí no tendrían donde esconderse! ¡aquí no tendrían capacidad de ataque! ¡Ah no, de aquí en dos patadas los sacaríamos!  Así deliraban los verdaderos brutos “panzudos patrones”, como les decía Atahualpa Yupanqui en sus cantos.

De pronto, los muy brutos no entendían por qué teniendo a la Guardia Nacional, a la Policía de Hacienda, a la Policía Nacional, a la Policía de Aduanas, a la Secreta, a todos los Destacamentos Militares, a las brigadas de infantería,  a la CIA, a los “marins”, a los batallones contrainsurgentes ¿cómo podrían haber guerrilleros?, y de pronto, los ¡brutos al triple! comenzaron a gritar ¡los terroristas! ¡los terroristas! Y empezaron a sufrir las consecuencias de sus brutalidades, y ninguno quería aceptar que los demás teníamos derechos humanos.

Los brutos nos veían como a bestias sin derechos de ninguna clase y comenzaron a gritar ¡los terroristas! Y pasaron doce años y los brutos llegaron al poder y el batallón Atlacatl contaba las bajas: mueren cien terroristas y dos soldados…

Así pasaron los doce años y las más 175 mil muertes de la guerra hasta que los muy brutos sacaron al asesino que siempre llevaron adentro y decidieron ganar la guerra acribillando y martirizando a seis sacerdotes y dos mujeres. ¡Que asesinos más brutos! Perdieron la guerra y de ribete ahora son perseguidos por la justicia internacional, y la brutalidad todavía campante después de la paz. Fueron veinte años de más brutalidad porque jamás entendieron los Acuerdos de Paz, jamás pudieron ver que ahí estaba la clave para dejar de ser brutos algún día y no cayeron en la cuenta…

Hoy, cuando el Presidente Mauricio Funes pide ¡perdón! a todas las víctimas de la guerra fratricida, hoy los muy brutos exigen que se pida ¡perdón por 35 mil soldados! que nunca mencionaron como bajas y que seguían en las planillas de los cuarteles. Hoy exigen perdón los muy brutos, cuando tuvieron 18 años para pedirse perdón ellos solitos, ¡con su propia boca! y darse el gustazo de pedir perdón hasta por esas víctimas que ahora ellos dicen que existen… no hay duda ¡la brutalidad tocó fondo!

*ocurrencias@diariocolatino.com

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